El Mensajero
Nº 101
Junio 2011
Vida

Estaba viendo en televisión unos de mis programas favoritos, «Redes», que dirige y presenta Eduardo Punset. Aprecio mucho también sus libros, que divulgan los avances científicos entre el gran público.

En uno de esos programas, Punset y un científico, estaban analizando, cómo el cerebro humano interactúa con las diferentes situaciones que se nos presentan cotidianamente. El tema era apasionante, sobretodo cuando se referían a la búsqueda de sentido. En un momento de la entrevista, Punset dijo:

—Entonces podemos anunciar que hay vida antes de la muerte.

Me impactó. Hacía poco que había estado en una librería donde tenían una sección dedicada a La Vida después de la muerte. Esos libros daban toda clase de explicaciones, de detalles, por supuesto negándose entre ellos. Recordé cómo la fe cristiana también tiene una esperanza para cuando crucemos la última frontera. Pero pienso que la fe cristiana es más que eso, sin negarlo. En realidad tiene mucho que ver con las palabras de Punset, aunque quizás con otro sentido. La vida que nos propone Jesús tiene que ver con ahora, con antes de morir. No hay que esperar a morir para darnos cuenta de qué va la vida.

Podemos decir que la Vida Eterna tiene que ver con una cualidad, que es experimentada ahora. Pero ¿en qué consiste esa vida antes de la muerte? Como cristianos buscamos una respuesta en Aquel que confiamos. Y podemos leer en Juan 8:12: Jesús se dirigió de nuevo a los judíos y les dijo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».  Jesús nos está diciendo varias cosas con estas palabras. Nos dice que él es la luz. Alumbra el camino, disipa la oscuridad, deshace la confusión. Pero enseguida nos hace un llamado a seguirle.

Porque al hacerlo, encontramos la Luz de la Vida. Pero lo interesante, es que no sitúa esa luz en una experiencia postmortem. ¿Y dónde se hace posible eso? En nuestra vida cotidiana, en el aquí y ahora. De una manera mucho más profunda que Punset, Jesús también anuncia la Vida antes de la muerte. Incluso en otro texto nos dice que es una Vida abundante. Ahora bien, la condición para descubrir, "esa vida antes de la muerte", es seguirle.

¿Qué significa? Vivir con los valores de Cristo. Ser compasivo como él, darse a los demás, encarnar un amor que no descrimina, Acercarse a los marginados, a los son considerados no aceptables por su condición social, religiosa o sexual.

Anunciar a un Dios que acepta, restaura, dignifica a las personas. Indignarse por tanta injusticia, ocuparse del enfermo, dar de comer al hambriento. Anunciar y vivir el Reino de Dios donde los hombres establecen una nueva manera de relacionarse basado en la misericordia y la justicia.

Dice Jesús que vivir así, como él, es «no caminar en tinieblas». Porque se puede tener una religiosidad tenebrosa. Sólo basta con «creer» cosas sobre Cristo… pero no seguirle. Tener grandes ideas, y anunciar que en definitiva lo importante es «la vida después de la muerte». Pero Cristo nos llama a ir en pos de él, como él, anunciando que es posible otro mundo; que el Amor se sigue encarnando y sigue transformando realidades. ¿Quieres tú esa Vida?

—Julián Mellado

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