Colección de lecturas
 

PDF Nuestras creencias y nuestra ética en un mundo en que todo es relativo


Encuentro Menonita Español 2017

Nuestras creencias y nuestra ética en un mundo en que todo es relativo [1]
por Dionisio Byler, 29 de mayo

1. «Un mundo en que todo es relativo» —¿Y por qué?

Nuestro mundo está en reacción contra el pensamiento único impuesto desde arriba, a capricho de los que ostentan poder. Esto se padeció en la religión, en la política, en las distinciones de clase social, y en la moral.

  • En la política se expresa como el desprestigio de regímenes autoritarios monopartidistas, y el auge de regímenes democráticos multipartidistas, donde cada cual puede defender su propia manera de definir cuáles son los problemas de la sociedad, y cuáles las respuestas a aplicar.
  • En nuestro conocimiento del mundo material, ha permitido que se imponga el método científico, donde todo es investigable, con la sola exigencia de que los resultados sean verificables y reproducibles por otros investigadores. Todo es investigable, todo se puede revisar, con la sola condición de que los resultados sean reproducibles por otros investigadores una vez que se hacen públicos.
  • En cuanto a la religión, España, por ejemplo, ha pasado de ser un país natural e incontestablemente católico, a reconocer y respetar la contribución social de minorías religiosas como los musulmanes, los evangélicos, los Testigos de Jehová, los mormones… y también, por supuesto, los ateos.
  • En el panorama cristiano ecuménico, esta rebeldía de hoy día contra la imposición del pensamiento único ha dado una nueva oportunidad a grupos cristianos marcadamente minoritarios —como los anabautistas, menonitas, Hermanos en Cristo y Amor Viviente— para ser diferentes, para discrepar, abrazar como virtud nuestra diferencia, una tradición de medio milenio, que aunque somos pocos, tenemos derecho a opinar en cuestiones de teología, ética cristiana, e interpretación bíblica. ¡Se nos reconoce el derecho a sentarnos a la mesa del diálogo sobre lo que significa ser cristianos!

2. Vivir en un mundo donde se valora más la libertad que la uniformidad, se valora más la capacidad de decisión del individuo que la autoridad impuesta desde arriba, trae sus propios problemas.

El mundo prefiere hoy día vivir así, sin embargo, que no encorsetados por el pensamiento único, la fe y religión única, la tiranía política, y demás formas de doblegar al ser humano y negarle autonomía.

Yo personalmente también me pronuncio incondicionalmente a favor de vivir así, aunque reconociendo que no es una solución perfecta y que tiene también sus problemas. Prefiero vivir en un mundo donde mi opinión minoritaria tiene derecho a ser respetada, aunque esto me obliga también a respetar otras muchas opiniones que no comparto, o que incluso hasta me escandalizan.

Algunos problemas que genera el pluralismo:

  • El auge de la «posverdad» como filosofía, donde cada persona tiene «su» verdad y ya no existen verdades objetivas, constatables, que se puedan comprobar o negar.
  • El negacionismo de los crímenes del nazismo y otras formas de adoctrinamiento político, a veces en un populismo ideológico, otras veces en un populismo personalista.
  • La negación de datos científicos incómodos, como el cambio climático; pero también la negación de la evolución biológica por parte de muchos cristianos.
  • La equiparación de todas las religiones, o la falta de religión: «Todos tienen su parte de la verdad». O bien, en el sentido inverso, la presuposición de que todas las religiones son por igual ideologías de manipulación y represión, fomentan la violencia y la intolerancia fanatizada.
  • En la moral, se plantea que el individualismo egoísta y hedonista, «merece el mismo respeto» que la solidaridad, el altruismo, el sacrificarse por el prójimo.

3. No estoy seguro, sin embargo, de que sea especialmente típico del pluralismo de nuestros días, el degenerar en posverdad, negacionismo de la historia y de la ciencia, y la insolidaridad egoísta. Sucede, pero no creo que esté tan generalizado como a veces pudiéramos temer.

Me parece que una mayoría de nuestros conciudadanos opinarían que sí existe tal cosa como la verdad…

  • En la historia: sí que es cierto, por ejemplo, que el nazismo procuró eliminar los judíos y gitanos de Europa.
  • En la política: La corrupción se puede maquillar y los datos se pueden falsificar durante algún tiempo, pero al final, como en Grecia, un régimen que reparte sin recaudar acabará siempre en bancarrota; y como los errores cometidos en Chernóbil y Fukushima, las plantas nucleares aprobadas a la ligera acabarán generando catástrofes incontrovertibles.
  • En la ciencia: Aunque siempre habrá gente que se dejará manipular para negar el cambio climático o la evolución de las especies —por seguir con los dos ejemplos que ya di antes— al final la inmensa mayoría de la población siempre se fiará más de los descubrimientos homologados por el método científico del saber humano, que por otras formas pretendidas de conocimiento.
  • En la moral: El ser humano siempre admirará mil veces más a quien es solidario, quien se sacrifica por el prójimo, quien es generoso, respetuoso con los que son diferentes, etc., que con los cantamañanas hedonistas y egoístas que solo piensan en sí mismos. De hecho nuestros contemporáneos, si son intolerantes, lo son contra el racismo, la xenofobia, la violencia de género, la injusticia sistémica que sufren las mujeres, la homofobia, y cualquier cosa por el estilo.

4. Siempre, durante estos 2.000 años de existencia de la iglesia cristiana, durante los 3.000 y pico años desde la elección de Israel por Dios, siempre ha existido un diálogo entre la fe y la sociedad, que ha transformado cómo el pueblo de Dios se entiende a sí mismo y cómo entiende su relación con Dios.

Podríamos poner muchos ejemplos, pero valga como botón de muestra la cuestión del sacrificio, que fue típico del culto a los dioses en todas las religiones de la antigüedad. La Biblia no lo elimina, aunque resulta ridícula la idea de abastecer a Dios con alimentos humanos. Lo que hace es servirse de esta idea, sin la cual los antiguos no podían concebir la religión, para transformar su significado y sus formas. Y al final, posteriormente al testimonio bíblico, el cristianismo lo acaba eliminando, aunque conservando la idea de «sacrificarse» como emplearse a fondo por Dios y por el prójimo. De manera que el sacrificio de animales es perfectamente bíblico, pero no es práctica cristiana.

Los retos de vivir en nuestra sociedad hoy día son en algunos sentidos retos nuevos y nos exigen respuestas nuevas en las que nos jugamos nuestra fidelidad a Dios y nuestra coherencia con la vida y enseñanza, la muerte y resurrección de Cristo. Pero los retos de vivir en nuestra sociedad hoy día no son ni más difíciles ni más profundos ni más exigentes que los del pasado.

A decir la verdad, tampoco es que sean del todo nuevos; si acaso, un resurgir o rebrote de tendencias que han aparecido de otras formas en otras eras de nuestra historia:

  • En mis años de estudiante, hacía furor el libro de Joseph Fletcher, Situation Ethics: The New Morality (1966), que planteaba el fin de las reglas fijas y el auge de una moral donde la propia situación indicaba la conducta a seguir, bajo el lema de ante todo, amar al prójimo.
  • Ha habido siempre una corriente, en el pensamiento moral cristiano, que ha dado prioridad a las motivaciones, antes que a los particulares del comportamiento. «La persona» antes que «la ley».

Por otra parte, aunque la iglesia ha acabado en diferentes momentos transigiendo de arriba abajo con valores contrarios al evangelio —por ejemplo, ponerse al servicio de los emperadores romanos en la antigüedad; o el apoyo incondicional que siempre ha prestado la iglesia a las exigencias nacionalistas de todas las partes enfrentadas en las guerras de estos últimos siglos— Dios nunca nos ha abandonado a nuestra suerte.

El Espíritu de Dios siempre ha sabido soplar para traer corrientes de renovación y enderezar lo que se ha torcido, cuando la iglesia ha equivocado el camino.

5. Conclusiones, en cuanto a las creencias.

La misma «pluralidad y convivencia» que reclamamos los evangélicos españoles del gobierno y la sociedad, estamos obligados a practicar nosotros también en relación con religiones diferentes a la nuestra y también en relación con la opción del ateísmo.

No es legítimo, en el tipo de sociedad civil donde vivimos, que una religión procure imponer sus valores y sus convicciones al resto de la sociedad. Toda manifestación expresamente pública, la publicidad, los actos públicos, deben hacerse con atención exquisita a no ofender atacando al prójimo, así como agradecemos que no se ofenda públicamente la fe evangélica.

Es necesario abrazar la realidad de que la fe siempre requiere fe. Hay una forma de razonar teológicamente, que se conoce como apologética, la defensa razonada de la fe. Sin embargo la realidad es que la apologética jamás podrá llevar a la fe a quien no desea creer. No se llega a la fe por convencimiento intelectual sino como don del Espíritu…

  • Al final, el testimonio personal sigue siendo —como lo ha sido siempre— la mejor forma de propagar nuestra fe y defender nuestras creencias. Un testimonio que se puede expresar muchas veces sin muchas palabras, pero demostrando ejemplarmente amor al prójimo con buenas obras.

5. Conclusiones, en cuanto a la ética.

La iglesia siempre ha tenido que discernir dónde están las lindes de conducta sobre las que hay que mantenerse firmes, y dónde, al contrario, admitirá una fluidez de conductas diferentes cuya gravedad no es tal que exige la ruptura de comunión.

Dentro de un mismo compromiso con la santidad, un mismo deseo de amar a Dios y amar al prójimo, ha habido cuestiones donde los cristianos sencillamente no hemos conseguido ponernos de acuerdo:

  • El sábado.
  • La guerra y otras formas de homicidio justificado por el bien social.
  • La esclavitud, la usura (cobrar interés por el capital prestado), la propiedad privada.
  • A lo largo de la historia del pueblo de Dios, desde el Antiguo Testamento y hasta el presente, uno de los puntos de más intenso debate, en cuanto a la moral cristiana, ha sido todo lo relacionado con la reproducción y el sexo. Algunos personajes ejemplares del Antiguo Testamento tuvieron más de una esposa, o poseían esclavas para disfrute sexual (concubinas), por ejemplo, algo que hoy nos escandaliza muchísimo. En la Edad Media la iglesia consideraba peor pecado la masturbación que la violación, por cuanto con la violación por lo menos era posible la concepción de una vida nueva. Hoy día hay personas que viven la cuestión de género de formas no binarias y nos están reclamando ser admitidos como miembros de la sociedad (y de la iglesia) en igualdad de condiciones con los machos y las hembras entre nosotros.

Nunca será prudente eliminar de nuestros cálculos el Espíritu Santo, que puede movilizarnos a ver la santidad de una forma nueva, como cuando Pedro aprendió que debía dejar de lado la santidad expresada como régimen de alimentación, para asumir otra forma de santidad totalmente diferente, basada en aceptar como hermano hasta a un centurión romano.

La santidad será siempre innegociable. Pero los particulares que conforman la santidad seguirán adaptándose a nuestro mundo en que nos toca vivir, como ha sucedido desde el Antiguo Testamento y hasta el Nuevo; desde el Nuevo Testamento y a lo largo de los siglos de la iglesia; y sí, ahora también.


Preguntas para los grupos

  1. Conversad en el grupo sobre la dinámica de pluralismo, convivencia, tolerancia de quien es «diferente», y falta de una religión y moral única, en nuestro mundo hoy día.

    1. Procurad identificar aspectos positivos de esta forma de vivir en sociedad.
    2. Identificad también aspectos negativos.

  2. La ponencia sostiene que los flecos más exagerados de «posverdad» y tolerancia siempre acabarán chocando con una especie de «sentido común», donde la gente se escandaliza cuando los políticos nos mienten, y por actitudes como el racismo y la xenofobia.

         Debatid esa cuestión:

         ¿Os parece cierta esa opinión? ¿Es demasiado ingenua y optimista acerca de la capacidad de la sociedad para sostener algunos valores con firmeza?
  1. En sus conclusiones sobre nuestras creencias en este ambiente de tolerancia, el ponente sostiene que la única forma válida de presentar nuestro mensaje —descartando por consiguiente manifestaciones públicas donde se falta el respeto a personas con opiniones contrarias— es dar testimonio, de palabra y con buenas obras.

         Debatid esa idea.

  2. En sus conclusiones sobre la ética (o moral), el ponente sostiene que siempre ha habido tanta discrepancia y diferencia dentro de la iglesia como la puede haber entre la iglesia y «el mundo». Ha opinado que el Espíritu Santo puede mover a la iglesia a adoptar otras posiciones morales que las que viene sosteniendo tradicionalmente, sin jamás renunciar a la santidad en principio. La santidad sería innegociable; pero las conductas pueden acabar variando según los tiempos y las circunstancias.

         Debatid esa idea. ¡El ponente sabe que es controvertida, y la parecería extraño que se aceptara por las buenas, solamente porque él lo haya dicho!

1. Este es un bosquejo; son los apuntes que he seguido en mi presentación oral, que fue significativamente más extensa, de unos 45 minutos.

 
 
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