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  Nº 119
Febrero 2013
 
  Evangelio y crisis. Una reflexión
por Dionisio Byler
 
Tao-Hsien

La iglesia de Tsao Hsien, construida en 1913, fue la primera iglesia menonita en la China con aforo para más de 1.000 personas. Los primeros misioneros habían llegado en 1905. ¡Sólo ocho años antes! Pero en aquel entonces en la China padecían todo tipo de dificultades. ¡Como para no acordarse de Dios!

En la traducción que estoy haciendo para el proyecto de historia mundial de los menonitas (ahora el Volumen 4, Asia) de vez en cuando tropiezo con cosas que me llaman mucho la atención.

Por ejemplo en el capítulo sobre la China, narra los diferentes usos a que se dedicó una iglesia edificada en la ciudad de Daming por los menonitas, a partir de su requisición por el gobierno comunista.  Termina así:

Como la asistencia al teatro siempre fue exigua, el edificio fue devuelto a la Iglesia Cristiana de Daming en 1992 bajo la Política Ejecutiva de Religión, pasando entonces a ser la sede central de la iglesia.  Todos los cristianos del condado, unos mil, asistieron a la ceremonia de restauración el día de Pascua de Resurrección ese año.  Desde entonces cientos de jóvenes, anhelantes de conocer a Dios, han acudido al edificio para asistir a la Clase de Invierno de Formación Bíblica.  Aquí se celebraban bautismos todos los años durante el verano, porque en todo el condado solamente había un único pastor.  El joven Pastor Liu estuvo en una ocasión siete horas sin salir del agua, levantando de la piscina a creyentes nuevos —más de mil ese día.

¡Ya nos gustaría en cualquier ciudad de España, ver el día cuando mil creyentes nuevos se bautizan!  (Aunque si nos tocara a nosotros en Burgos, seguramente pondríamos a todo el mundo a bautizar y acabaríamos en mucho menos tiempo y con el pastor menos agotado.)

Pero sensible como está uno con el tema de «la Crisis» aquí estos años, me llamó la atención lo siguiente sobre Taiwán, que no dista mucho de lo que se podría observar acerca de los españoles en los últimos años del siglo pasado y primeros del presente:

La serie de proyectos y economía planificada y reforma agraria que se instituyó en Taiwán empezando con los años 50 mejoró el desarrollo económico de Taiwán, la calidad de vida y los ingresos anuales de los taiwaneses.  A finales de los años 70 los taiwaneses protagonizaron un asombroso milagro económico. […]

Sin embargo el materialismo —efecto secundario del desarrollo económico— siguió de inmediato.  El entusiasmo espiritual […] empezó a decaer.  Algunos entendidos afirman que cuando la sociedad taiwanesa se volvió próspera, la gente empezó a perseguir ganancias materiales en lugar de bienestar espiritual.  Ser ricos y tener éxito significa que el tiempo y las energías de los miembros, los consume su trabajo. […]

Hay estudios sociológicos que demuestran que el crecimiento de la iglesia se estancó a mediados de los años 60.  Parece que la iglesia ha perdido su habilidad para decir «En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda», una vez que ha pasado la era de «No tengo plata ni oro».  Al comparar con las iglesias en Tsao Hsien a principios del siglo XX, la pobreza parece haber sido una bendición.

¡Quién sabe si no dirán en el futuro los historiadores del cristianismo evangélico en España, que a partir de esta interminable crisis y sus efectos tan devastadores para la economía de los españoles, se fraguó un movimiento poderoso donde la gente empezó a acudir de a miles a oír predicar el evangelio y entregar sus vidas al señorío de Cristo!  Sería una pena terrible que pasara esta crisis sin haber provocado que la gente busque en el Señor lo que no les pudo garantizar la prosperidad material.

 
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Linshen

Iglesia menonita del Camino Lin Sehn en Taiwán, construida en 1994. Pero advierten que con la prosperidad material, ha venido un estancamiento espiritual y las iglesias ya no crecen.