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  Nº 124
Julio-Agosto 2013
 
  Vivien y Vivienne

Vivien y Vivienne
por La Casa Grande de Burgos

Burgos, junio de 2013 — La Casa Grande de Burgos trabaja, entre otros proyectos, creando hogar para la infancia y juventud en riesgo de marginación, en la república de Benín (Africa occidental).

Los niños acogidos en nuestro hogar son, algunos huérfanos, niños de la calle, abandonados o en situación de pobreza extrema. Pretendemos facilitar una educación integral, tanto física, intelectual y espiritual, en un hogar en el que puedan crecer sanos, cuidados y queridos.

Este hogar se creó ahora hace más de 10 años. Desde entonces, hemos crecido y construido una pequeña «aldea infantil» llamada Fifaten («Lugar de paz» en el dialecto Fon). Algunos de los primeros niños acogidos ya tienen su formación, y aunque siempre serán parte de la familia, tienen su propia independencia. Pero la familia sigue creciendo.

Este año acogimos a tres niños nuevos, plenamente integrados ya al ambiente familiar de Fifaten, escolarizados y disfrutando de su nueva familia.

Este pasado abril, llegó a nuestro hogar la petición de acogida de unos mellizos recién nacidos, Vivien y Vivienne, niño y niña. Los bebés nacieron en noviembre, por lo que, cuando ha llegado a nuestro hogar la solicitud, cuentan ya 5 meses.

Su madre falleció al poco tiempo de dar a luz y su historia es, una vez más, el relato de toda la miseria, abandono, pobreza y tradiciones ancestrales injustas que sufren grandes colectivos de mujeres en el continente africano.

Cuando la mujer, embarazada, empezó a enfermar de úlcera de Buruli (especie de lepra, enfermedad endémica en esa región) fue hospitalizada. Allí quedo bastante tiempo sin curarse. Su marido, viendo la situación, desapareció. Aunque la mujer fue trasladada a otro hospital especializado en la enfermedad de úlcera de Buruli, la herida de la rodilla creció hasta los dedos del pie izquierdo. Sufrió mucho, sin tener ningún familiar a su lado.

Los responsables del centro especial de Buruli hicieron lo posible para encontrar a su marido, pero fue en vano. Dio a luz los mellizos en noviembre 2012 y murió el 21 de marzo de 2013.

Solo conocían en el hospital el apellido del marido y algunas informaciones que la mujer les dio. Los responsables del hospital investigaron por si había familiares que pudieran hacerse cargo de los bebés, pero no hubo respuesta. Solo una larga historia de vejaciones, abandonos, y duras luchas, hasta que esta pobre mujer falleció, sola, abandonada, y separada de otros hijos que la familia de un anterior marido muerto consideraba suyos.

Podría ser una historia como tantas otras, como la de innumerables niños que han perdido a sus padres por enfermedad, abandonados simplemente debido a la pobreza o por ser portadores de enfermedades, o «maldiciones» según costumbres tribales.

Pero esta historia es la nuestra, nos toca de cerca, es la última de otras muchas que hemos vivido y siempre, cómo no, los más débiles son los que las sufren.

No podemos solucionar el problema de los miles y miles de huérfanos que existen en el continente africano; sólo aportamos nuestro pequeño grano de arena.

Acogemos con gozo a estos pequeños, en situación más que vulnerable, deseando verles crecer en un ambiente sano, motivador, afectivo y sin violencia. Proporcionándoles todo lo que está en nuestras manos, para hacer de ellos un hombre y una mujer que sean de inspiración para su país, Benín.

Creemos, como dice nuestro lema, que  «Rescatar un niño es rescatar un mundo» —y en este caso son dos.

[La Casa Grande de Burgos es obra social y misionera de Comunidades Unidas Anabautistas, de Burgos.]

 
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Suplemento: agosto 2013
6 de agosto, Día de Hiroshima


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