Cuestionando la tradición, algunos católicos impugnan un principio que ha servido mucho más para justificar guerras que para impedirlas.

Se cuestiona la «teoría de la guerra justa»
por Tim Huber, en Mennonite World Review (25 abril, 2016) [1]

  paz justa
Algunos participantes del congreso en Roma.
[Foto de Gerry Lee/Maryknoll]

Por primera vez en la historia, los días 11-13 de abril se reunieron educadores y activistas católicos en Roma para proponer que se avance más allá de la teoría de la guerra justa y se enfaticen mucho más el activismo a favor de la paz, y la vida de Jesús.

«No violencia y una paz justa. Hacia una comprensión y un compromiso católicos por la no violencia» fue el evento coordinado por la red mundial católica Pax Christi Internacional, con el patrocinio del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, del Vaticano.

—La importancia de esta reunión no es que se haya dicho nada que suponga una diferencia abismal de lo que ya vienen diciendo los papas —dijo Gerald Schlabach, un menonita que abrazó la comunión de la Iglesia Católica en 2004 y que participó como huésped invitado—. La importancia es que los activistas por la paz están ahora en conversación con el Pontificio Consejo.

El semanario National Catholic Reporter (EEUU) ha indicado que esta es la primera vez que, con el auspicio del Vaticano, se haya puesto en duda la teoría de la guerra justa.

Una crítica esencial de la teoría de la guerra justa —que durante más de 1.500 años ha sido la lógica y la ética que enuncian los parámetros donde se justifica la violencia— es que sus criterios se han empleado típicamente para aprobar las guerras y no para prevenirlas. Como los armamentos modernos son cada vez más potentes, a la vez que hay campañas no violentas que resultan ser efectivas, los organizadores del congreso dicen que esos criterios se ven cada vez más obsoletos.

No se rechaza la teoría

Schlabach, un profesor en el departamento de teología de la Universidad de Sto. Tomás en Saint Paul, Minnesota, explicó que aunque algunos titulares sobre el congreso anunciaban un «rechazo» de la teoría de la guerra justa, el Vaticano no ha rubricado el documento que produjo el congreso, ni los cambios propuestos.

Unos 80 participantes, activistas por la paz en docenas de países del mundo, han presionado al papa Francisco y a los cardenales más influyentes, para que hagan más por promover estrategias no violentas y humanitarias, y de intervención para el desarrollo.

Los participantes peticionaron específicamente al Papa que considere emitir «un documento de gran calado» con instrucción que reoriente las enseñanzas de la iglesia sobre la violencia.

Mientras se comunica un claro rechazo de la teoría de la guerra justa dese «el filo profético» de las organizaciones católicas por la paz, existe otra realidad, simbolizada por la lentitud del proceso deliberativo necesario para que el liderazgo de la iglesia dé prioridad al tema.

—Existe un llamamiento a que el marco sea uno de «paz justa», por cuanto la propia expresión «guerra justa» es de por sí problemática —dijo Schlabach—. Tal vez los especialistas consideren que la teoría de la guerra justa brinda criterios muy matizados para evaluar las guerras; pero en la retórica popular y en la iglesia en general, lo que sucede es que no se tienen en cuenta los enunciados de la teoría. Lo que oye la gente es que la Iglesia Católica ha establecido que sea posible justificar la violencia. De manera que es una retórica y un lenguaje inviable.

Schlabach, que antes fue profesor en la universidad menonita de Bluffton, está casado con Joetta Handrich Schlabach, que es pastora de la Iglesia Menonita Faith, de Minneapolis.

Empezar con Jesús

Algunos observadores indican que existe un movimiento entre católicos por enfatizar más la vida de Jesús, el Sermón de la Montaña y el Nuevo Testamento en general.

—Hay un cambio importante hacia el pensamiento teológico basado en la lectura de la Escritura en lugar de la tradición filosófica de Ley Natural —dijo Schlabach—. Esto se puede observar en las diferentes cartas pastorales y demás pronunciamientos sobre la guerra y la no violencia. En lugar de empezar con categorías filosóficas generales, donde se empieza es con Jesús. Esto genera mayor aceptación.

Alude a la participación del papa Juan Pablo II en el movimiento de Solidaridad contra la Unión Soviética en Polonia, como un punto de inflexión.
—Aunque algunos consideran que el mérito es del propio Juan Pablo, o del presidente Ronald Reagan de EEUU, Juan Pablo siempre dijo que el mérito fue de la gente de las bases en Europa central, que estuvo dispuesta a vivir la verdad en medio del sistema de mentiras del totalitarismo —dijo Schlabach.
El éxito del activismo no violento como ese y el de las estrategias de Gandhi frente al Imperio Británico en la India, han generado una aceptación mayor de las prácticas que enuncia Jesús en el Sermón de la Montaña. El documento que emitió el congreso pone: «En todo esto, Jesús es nuestra inspiración y nuestro modelo. Ni pasividad ni debilidad, la no violencia de Jesús fue el poder del amor en acción».

Según Schlabach, los menonitas han tenido una influencia importante en todo esto. Citó expresamente la cooperación del menonita John Paul Lederach con la ONG Catholic Relief Services, y con el Instituto Kroc por la Paz, de la Universidad de Notre Dame (Indiana).

arado

—Existe mucho más activismo a pie de calle, y hay obispos por todo el mundo, especialmente en el Sur mundial, que han estado dispuestos a aprender nuevas formas de responder —dice Schlabach—. Hay ahora un cúmulo de experiencia y sabiduría de activistas católicos por la paz, que está generando una reputación sólida que va más allá del activismo en las calles.

Esa experiencia, poco a poco, está borboteando por los canales de la jerarquía, y el Vaticano se está enterando del poder de la no violencia.

—Todavía no ha llegado a todas las diócesis y parroquias católicas del mundo —observa Schlabach—, pero cada vez más hay personas en el mundo católico que consideran las evidencias y están dispuestos a repensar sus propios caminos, atentos a lo que pasa en el mundo, en busca de alternativas.

 

1. Traducido por DB con permiso de Mennonite World Review para El Mensajero.