Venezuela
Durante la oración en un culto en Caracas, Gisela Garbán, Manuel Estaba y Haydée Vegas bendicen e interceden por los participantes fraternales internacionales que asistieron a este encuentro. Foto: Linda Shelly

Menonitas en Venezuela
Vivir para Cristo en tiempos difíciles
por Danielle Klotz, para la Red Menonita de Misión

Elkhart, Indiana (EEUU) 5 de mayo— [Los párrafos a continuación, escritos en inglés por Danielle Klonz, aparecen en la web de la Red Menonita de Misión. Lo dicho por venezolanos a continuación se ha vuelto a traducir al castellano desde el inglés. Como se comprenderá, las palabras no son entonces las mismas que pronunciaron ellos, aunque la idea confiamos que sí.]

A pesar del caos nacional, los anabautistas de Venezuela no se desaniman de compartir el amor de Cristo en sus ciudades y unos con otros. En el primer encuentro de este tipo, los miembros de la Iglesia Evangélica Menonita de Oriente se reunieron los días 23-25 de marzo, desde sus tres regiones diferentes —Caracas, Yaracuy, e Isla Margarita—. En un esfuerzo por apoyar y conocerse unos a otros, las regiones compartieron acerca de la vida y obra de sus iglesias en estos tiempos difíciles.

Según un informe de la agencia Reuters, la presidencia de Nicolás Maduro ha sido denunciada por muchos desde que asumió el poder en 2013, por sus carencias democráticas, la corrupción, y la escasez resultante de medicinas y alimentos. Últimamente la economía en deterioro y la inestabilidad política han llevado a muchos de sus ciudadanos a manifestarse en las calles. El 19 de abril cientos de miles de venezolanos se manifestaron en lo que se denominó «la madre de las protestas». Casi todos los días desde entonces, los ciudadanos han seguido movilizados.

Los creyentes de Caracas hablaron de su ministerio de compartir alimentos, conocido como «Dale la mano al prójimo». Ofrecen a los sin techo café y empanadas o arepas, confeccionadas con los ingredientes que puedan conseguir cada semana. Gracias a este acto de compasión, ocho personas han empezado a participar en los cultos de los domingos. A estas reuniones sigue una comida sencilla.

También intentan demostrar el amor de Cristo en acciones de cada día, como prestar sillas a los ancianos que ven esperar en las largas colas para adquirir alimentos racionados por el gobierno.

Erwin Mirabal, presidente de la Iglesia Evangélica Menonita de Oriente, dice que estos ministerios generan formas de que las personas puedan aprender a confiar en Dios en lugar de encomendarse a la lealtad a un partido político o una ideología política.

Un ministerio que ha demostrado resultados como forma de extensión, a la vez que fortalecer las congregaciones locales, han sido las clases de religión. No todos los estudiantes son miembros de la iglesia; algunos llegan por su interés en conocer lo que dice la Biblia, para después acabar convencidos de su mensaje. Este semestre, hubo unos 50 estudiantes matriculados para las clases. Catorce completaron los trabajos asignados y recibieron certificados como «animadores pastorales».

La enseñanza de Jesús es céntrica para las clases de religión, como también en estas iglesias anabautistas. El Sermón del Monte es un texto clave empleado en las clases que comparten con otras iglesias. Euclides Bauza, coordinador de las clases en Isla Margarita, dijo que aunque muchas personas están algo familiarizadas con el Sermón del Monte, la forma como Mirabal enseña este mensaje para hoy ha inspirado respuestas nuevas.

—En Isla Margarita, muchas de las iglesias donde se están dando estas clases, llevan largo tiempo existiendo —dijo Bauza—. Pero cuando estudian el Sermón del Monte con nosotros, sienten como que se les abren los ojos.

María Elena Rodríguez añade:

—A veces siento timidez ante las certezas que pronuncian otros evangélicos, porque cuando primero lo oyes, el Sermón del Monte te golpea en el pecho. Pero cuando una prueba este mensaje, empieza a sentir más y más confianza para proclamarlo.

—Es por eso que necesitamos penetrar los barrios de la ciudad —explica Mirabal—. La iglesia no puede ser un gueto intelectual.

El ministerio para niños de los barrios fue otra prioridad para las congregaciones, que tienen proyectos de alfabetización, de ayuda para escolares, y escuela bíblica de verano, entre otras cosas. En Isla Margarita, la iglesia ha obtenido permiso oficial para enseñar juegos de cooperación en las escuelas públicas. Este mismo modelo se está preparando para llevar a escuelas en Caracas. Con esta práctica, esperan enseñar a los niños a trabajar en común, para aprender el valor de cooperar en lugar de competir, incluso en tiempos de escasez.

El retiro de tres días fue de ánimo para los creyentes, que oyeron contar de estos ministerios y disfrutaron de la oportunidad de conocerse unos a otros. Viajar en Venezuela es difícil, y para muchos esta era la primera vez que tuvieron oportunidad de conocer en persona hermanos y hermanas de otras regiones.

También estuvieron presentes para animar el desarrollo de una red de congregaciones menonitas, David Boshart, de la Convención Menonita Central Plains (EEUU); Linda Shelly, directora para América Latina de la Red Menonita de Misión; y Pedro Stucky y Oscar Herrera, del comité de misiones de la Iglesia Cristiana Menonita de Colombia. Representaban las tres entidades internacionales que colaboran con estas iglesias venezolanas.

Stucky tuvo a su cargo un estudio de las diferentes agrupaciones religiosas y políticas en el Nuevo Testamento, explicando el contraste entre estos y el tipo de liderato que enseñó y demostró Jesús. El estudio invitó a los participantes a considerar su contexto cultural, social y político presente, para estimular la obra de la iglesia en Venezuela hoy.

—Observé el sentimiento con que se lavaron las manos unos a otros —comenta Shelly—, y especialmente la ternura con que los adultos incluyeron también a los niños en este acto simbólico.

—La creación de esta red—añade Boshart— solo se puede describir como un movimiento del Espíritu de Dios entre personas que están procurando prestar atención a la enseñanza de Jesús.