águila y halcón

Parábolas para un mundo que vive a corto plazo (III)
Caminar juntos, pero no atados
por José Luis Suárez

1. Las parábolas desafían el orden y los sistemas de valores establecidos

Las parábolas nos invitan a abrir los ojos a las múltiples distorsiones de nuestro orden de prioridades en la vida. Es en este sentido que las parábolas son subversivas, ya que cuestionan continuamente nuestros valores y nuestras rutinas y hacen añicos nuestros ídolos.

 Las parábolas desenmascaran la autosatisfacción de la vida. Desenmascara los convencionalismos en que nos apoyamos, con que racionalizamos nuestros comportamientos y mecanismos de defensas e intentamos proteger nuestro ego.

Las parábolas son una caja de resonancia, un espejo para que contemplemos nuestra vida en su globalidad. Nos obligan a comprender nuestra existencia con mayor claridad por medio de su mensaje. Nos invitan a reaccionar, a interpretar y evaluar nuestros pensamientos y conductas. Nos sacuden, induciéndonos a renovarnos y cambiar nuestras pautas de acción. Nos sacan del engaño respecto a nosotros mismos. Muy a menudo, nos muestran la falte de verdadero propósito de nuestra existencia.

 2. Juntos pero no atados

Los sioux fueron una de las tribus de nativos americanos en lo que hoy es Estados Unidos de América. Cuenta una vieja leyenda de este pueblo, que dos jóvenes llegaron cogidos de la mano a la tienda del viejo vidente de la tribu. Toro Bravo era el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros. Nube Alta, la hija del cacique, una de las más bellas mujeres de la tribu.

 —Nos amamos —dijo el joven.

—Y queremos casarnos —continuó ella.

—Nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un conjuro, un talismán, alguna cosa que nos garantice que podemos estar siempre juntos. Algo que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar al Gran Espíritu el día de nuestra muerte.

—Por favor –repitieron—, ¿hay algo que podemos hacer para que así sea?

El viejo vidente los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y con tanto anhelo esperando su palabra.

—Hay una cosa. Pero no sé… Es una tarea muy difícil y sacrificada.

— No importa —dijeron los jóvenes.

— Bien —dijo el vidente —. Nube Alta, ¿ves la montaña al norte de nuestro pueblo? Debes escalarla tú sola y, sin más armas que una red y tus manos, has de cazar el halcón más espléndido y vigoroso de la montaña. Si lo atrapas debes traerlo aquí vivo el tercer día después de la luna llena. ¿Lo has comprendido?

La joven asintió en silencio.

—Y tú, Toro Bravo —continuó el vidente—, deberás escalar la montaña del Trueno y cuando llegues a la cima, debes encontrar a la más brava de todas las águilas. Sólo con tus manos y una red debes atraparla sin herirla y traerla aquí el mismo día en que vendrá Nube Alta. Y ahora, iros.

Los jóvenes se miraron con ternura y salieron sonriendo a cumplir su misión. Ella hacia el norte y él hacia el sur. El día establecido, fuera de la tienda del vidente, dos jóvenes esperan con sus respectivas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El vidente les pidió que, con cuidado, las sacasen de las bolsas. Los jóvenes así lo hicieron y mostraron los ejemplares cazados. Eran espléndidos. Lo mejor, sin lugar a dudas, de sus respectivas estirpes.

—¿Volaban alto? —preguntó el vidente.

—Sin duda.

—Tal y como nos pidió.

—¿Y ahora qué? —preguntó el joven—. ¿Debemos matarlas y beber el honor de su sangre?

—No —dijo el vidente.

—Las cocinaremos y comeremos el valor de su carne —propuso la joven.

No – Dijo el vidente. Haced lo que os diré: Coged las aves y las atáis entre ellas por las patas, con estas tiras de cuero. Cuando estén bien atadas, dejadlas volar libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que el brujo les pedía y soltaron las aves. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo, pero sólo conseguían arrastrarse por el suelo. Unos minutos después, irritados por su incapacidad, las aves empezaron a darse golpes con el pico y agredirse entre ellas.

 —Este es el secreto: Nunca olvidéis lo que habéis visto. Vosotros sois como un águila y un halcón: Si os atáis el uno a la otra, aunque lo hagáis por amor, no sólo viviréis arrastrándoos sino que, tarde o temprano, empezaréis a haceros daño mutuamente. Si queréis que vuestro amor perdure, volad juntos pero no atados.

3. Mensaje que se desprende de la parábola

Amor, compromisos, conflictos, posesiones, riesgos, dependencias, apegos, miedo a la soledad, realismo afectivo. Negociar las diferencias.

¿Cómo conjugar la libertad y el amor? ¿ Cómo aceptar y respetar que el otro es diferente y, sin embargo, mantener el vínculo del amor respetando los espacios del otro?

¿ La dependencia en adultos es un amor maduro?

1 Corintios 13,4-13.

4. Para la reflexión personal

Dejad que haya espacios en vuestro amor.
Dejad que los vientos de los cielos dancen entre vosotros.
Amaos el uno al otro, pero no haigas una atadura al amor.
Permitid más bien que un mar de movimiento se agite entre las costas de vuestras almas.
Bailad y cantad juntos , sed alegres, pero al tiempo que cada cual permanezca solo.
Daos vuestros corazones, pero no conservéis el uno en el otro.
Las columnas del templo se yerguen separadas, el roble y el ciprés no crecen cada uno a la sombra del otro (Khalil Gibran).

El amor es como un pájaro: Si lo aprietas demasiado se ahoga, si lo dejas a su aire se escapa (Jaume Soler).